Un macronutriente necesario para todos nuestros procesos corporales son las proteínas. Su función principal es estructural, pero también desempeña tareas hormonales, enzimáticas, de transporte y otras vitales para la vida.
Por otro lado, un suplemento se utiliza específicamente para paliar una carencia de nutrientes.
Uno de los métodos más populares es la suplementación proteica, que puede utilizarse para satisfacer o superar las necesidades proteicas en función de los objetivos del individuo. Su aplicación en el deporte se basa en mejorar el aspecto físico y el rendimiento atlético. Sin embargo, también se utilizan con frecuencia en grupos cuya masa muscular se ve afectada, como las personas mayores, que pueden experimentar una disminución de la masa muscular como resultado del envejecimiento natural. Además, entre las personas que sufren sarcopenia -pérdida de fuerza muscular y masa magra- debido a enfermedades, terapias, etc., se incluyen los pacientes con cáncer.
Según GNC, estos suplementos pueden ayudar con las deficiencias, a prevenir la sarcopenia y la desnutrición, entre otras cosas. También son una gran elección porque son muy eficaces y aumentan significativamente la ingesta de este macronutriente por parte del paciente (por ejemplo, a través de batidos).
Los deportistas profesionales y aficionados, por su parte, utilizan con frecuencia los suplementos proteicos para aumentar su rendimiento, ya que les proporcionan más energía y les permiten entrenar con más frecuencia porque se recuperan mejor.
Sin embargo, la insatisfacción corporal suele ser la principal razón por la que los deportistas no profesionales consumen estas sustancias. Aunque no hayan cambiado su dieta ni hagan ejercicio, la mayoría de ellos los usan para «ganar músculo» y «perder peso». No merece la pena utilizar suplementos si aún no han hecho cambios, porque no pueden sustituir a una dieta sana, un entrenamiento sólido o un sueño adecuado.
Además, si se toman sin control, estos suplementos pueden provocar efectos secundarios como mareos, insomnio, diarrea o dolor con inflamación en el abdomen. A largo plazo, también podemos desarrollar osteoporosis (descalcificación ósea) y problemas renales (sobrecarga de proteínas).
La primera consideración a la hora de elegir un suplemento proteínico es si es legal. Esto es crucial debido a la prevalencia del fraude, sobre todo en la industria de los suplementos deportivos.
Es sencillo de comprobar; además de ser legales, deben ser seguros y eficaces, siempre que estén respaldados por investigaciones científicas, y deben figurar en la lista de suplementos autorizados de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Las cuatro fuentes principales de caseína, huevo, soja y suero constituyen la forma de presentación en polvo más popular.
Como ya he dicho, no necesito tomar suplementos si mis necesidades nutricionales están cubiertas; hay alimentos que, consumidos en las cantidades adecuadas, evitan la necesidad de suplementos. Nos referimos tanto a las fuentes de proteínas de origen animal, como la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos, como a los alimentos proteicos de origen vegetal, como las legumbres y algunos cereales.
Las proteínas de alto valor biológico -que incluyen todos los aminoácidos necesarios- deben incluirse en la dieta para que las proteínas cumplan su función estructural primaria.
La ingesta de proteínas de la población típica debe ajustarse entre 0,8 y 1,2 gramos por kilogramo de peso. Los valores seguros y prácticos pueden elevarse a 1,5 y 2,5 gramos por kilogramo de peso corporal al día en la población de atletas.